No ped a mucho, carajo, s lo que lo dejaran prostituirse a su modo.
Como ensayista, Serna ha publicado tres libros combativos y provocadores que dialogan con su obra narrativa o la complementan en el terreno de las ideas: Las caricaturas me hacen llorar , Giros negros y Genealog a de la soberbia intelectual.
En 2003, Gabriel Garc a M rquez lo incluy en una antolog a de sus cuentistas mexicanos favoritos publicada por la revista Cambio .
Sus cuentos, reunidos en los libros Amores de segunda mano , El orgasm grafo y La ternura can bal , figuran en las principales antolog as de narrativa mexicana breve publicadas dentro y fuera del pa s.
Ha publicado las novelas Se orita M xico , Uno so aba que era rey , El miedo a los animales , El seductor de la patria (Premio Mazatl n de Literatura), ngeles del abismo (Premio de Narrativa Colima), Fruta verde y La sangre erguida (Premio Antonin Artaud).
Naci en la ciudad de M xico en 1959.
About the Author Enrique Serna es narrador y ensayista.
Enrique Serna returns to one of his favorite narrative veins, the reconstruction of the past, to bring us a thrilling historical portrait.
An x-ray of Mexican machismo and an epitaph of the perfect dictatorship, this novel is a sharp, scathing character study supported by an arduous investigation, which at times borders on a tragic farce.
He was as tyrannical and despotic in his treatment toward women as he was in journalism; his pathology was both intimate and social.
Carlos Denegri\'s public persona is inseparable from the atrocious misogynistic harassment he committed in his private life.
Although he earned millions for publishing praise, he became even richer through extortion, hiding what he knew about his powerful clients.
According to Carlos Monsiv is, a wallop in that column represented "a season in hell" for any contender for public office.
In his Political File, he acted as the unofficial spokesperson for the Presidency and could slander anyone with absolute impunity.
Spoiled by power, as a political columnist he stood out for his lack of scruples, to the extent that Julio Scherer called him "the best and most vile of reporters." He industrialized the "chayote" payoff when that word wasn\'t yet used in political slang.
Star reporter for the Excelsior , he had an international network of contacts envied by journalists everywhere.
ENGLISH DESCRIPTION "He wasn\'t asking much, damn it, just to be allowed to prostitute himself in his own way." In the mid-20th century, Carlos Denegri was the most influential opinion leader in Mexico.
Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucci n del pasado, para entregarnos un fresco hist rico apasionante.
Radiograf a del machismo a la mexicana y epitafio de la dictadura perfecta, esta novela es un estudio de car cter incisivo y mordaz, sustentado en un arduo trabajo de investigaci n, que por momentos linda con la farsa tr gica.
Era tan prepotente y d spota en el trato con las mujeres como en el periodismo, de modo que su patolog a fue a la vez ntima y social.
La personalidad p blica de Carlos Denegri es indisociable de las atroces vejaciones mis ginas que cometi en su vida privada.
Aunque ganaba millones por publicar alabanzas, se hizo m s rico a n por medio de la extorsi n, call ndose lo que sab a de sus poderosos clientes.
Seg n Carlos Monsiv is, un coscorr n en esa columna representaba "una temporada en el infierno" para cualquier aspirante a un cargo p blico.
En su Fichero Pol tico, donde fung a como vocero extraoficial de la Presidencia y cobraba todas las menciones, pod a difamar a cualquiera con impunidad absoluta.
Industrializ el "chayote" cuando esa palabra todav a no se usaba en la jerga pol tica.
Mimado por el poder, como columnista pol tico sobresali por su falta de escr pulos, al grado de que Julio Scherer lo llam "el mejor y el m s vil de los reporteros".
Reportero estrella del diario Exc lsior, ten a una red de contactos internacionales envidiada por todos los periodistas.
A mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el l der de opini n m s influyente de M xico.
No ped a mucho, carajo, s lo que lo dejaran prostituirse a su modo
