El mundo y la vida de Mary Ellen se quiebran cuando su padre, el conde de Barton, entra en su cuarto.
Tras una precipitada boda, se ve obligada a trasladarse a Londres desde Almond Hill.
Ha sido educada para aceptar que todas las decisiones de su vida las tome el varón de la familia.
Mary no puede creer que su padre renuncie a que su prometido sea aristócrata, pero sabe que de nada le servirá protestar.
Ha decidido casarla con un rico comerciante sin rastro de nobleza afincado en Boston.
El mundo y la vida de Mary Ellen se quiebran cuando su padre, el conde de Barton, entra en su cuarto