En el segundo piso del Palacio Nacional en la ciudad de M xico, Diego Rivera dej plasmado un homenaje silencioso a la planta cuya utilizaci n por los ind genas, antes y poco despu s de iniciada la colonia, era completa, sin que se desperdiciaran ni siquiera las agujas en las puntas de sus hojas.
Sin e.
Para un lector moderno, parecer a extra o considerar a la planta del maguey como una herramienta de la cual el diablo se vale para sus elucubraciones y planes de condenar cristianos.
En el segundo piso del Palacio Nacional en la ciudad de M xico, Diego Rivera dej plasmado un homenaje silencioso a la planta cuya utilizaci n por los ind genas, antes y poco despu s de iniciada la colonia, era completa, sin que se desperdiciaran ni siquiera las agujas en las puntas de sus hojas