Para degustar a Lezama hay que adentrarse en la metáfora continua que nos lleva a sí misma, en el estímulo de la referencia inusitada o exótica, en los vericuetos de la ironía heterodoxa, en la alquimia de un verbo que busca su camino contra la muerte, en el humorismo solapado que se burla de erudiciones o causalidades.
De los incluidos en este volumen, particulares elogios han recibido los estudios sobre el Curso Délfico, Oppiano Licario, la Oda a Julián del Casal, así como el ensayo incluido en la edición crítica de Paradiso, de la que es coautor..
No hay, no deja, otra opción -dice el autor en La galaxia Lezama.
O rechazarlo.
Para degustar a Lezama hay que adentrarse en la metáfora continua que nos lleva a sí misma, en el estímulo de la referencia inusitada o exótica, en los vericuetos de la ironía heterodoxa, en la alquimia de un verbo que busca su camino contra la muerte, en el humorismo solapado que se burla de erudiciones o causalidades